Hay palabras en el español que estando en la modalidad lingüística de cada país adquieren una súbita popularidad cuando son pronunciadas por un personaje conocido. Así ocurrió en 1990 con el vocablo “cacaseno”, hombre despreciable, necio, que perteneciendo a la lengua general había sido casi olvidado en la comunidad peruana. Pronunciado por Mario Vargas Llosa en medio de la contienda electoral, fue acogido de inmediato por la gente y goza ahora de buena salud. Años más tarde un congresista, Henry Pease, lamentándose de haber sido excluido de una comisión parlamentaria para formar más bien parte de otra de menor importancia, dijo que le había dado una comisión “pichiruchi”, voz extendida en Perú, Bolivia y Chile, y que siendo espontánea y popular, extendió su utilización de forma inmediata. Así está pasando ahora con el término “conchán”, usado por un conocido actor de televisión. En principio, como lo documenta Alberto Tauro del Pino, se trata de un caserío de la provincia de Chota, Cajamarca, cuyo río lleva el mismo nombre; es también una playa situada al sur de Lima, donde tradicionalmente vivieron pescadores y se ha instalado una refinería de petróleo. “Conchán” en el Perú significa, referido a personas, descarado, que no tiene vergüenza. Es voz eufemística de “conchudo”, persona desvergonzada, descarada, como “conchú” voz usada más en otros países. Una persona “conchán” es descarada, desfachatada. Curiosamente “conchudo” tiene otro sentido diferente: significa tener suerte, éxito. Tratándose de palabras, significados ocultos se activan de un momento a otro. (Marco Martos).
Zampado
El poeta Gonzalo Rose usó la voz “zampado” y sus variantes en su texto “A la orden”: “Zampado el aire.