´Huaico´ es una voz usada corrientemente en el español del Perú y tiene un origen quechua: wayq´u. No siendo una palabra castellana, su escritura puede variar: ´guaico´, ´guayco´, ´huayco´. En su primera acepción significa hondonada o grieta de cierta profundidad producida por precipitaciones fuertes y esporádicas, pero tiene un segundo uso más frecuente: masa enorme de lodo y peñas que se desprenden de las alturas de los Andes debido a las lluvias torrenciales y que al caer en los ríos ocasiona su desbordamiento. Los ´huaicos´ no solamente caen sobre los ríos, sino sobre caminos y carreteras, interrumpiendo las comunicaciones. Existen temporadas de ´huaicos´ que el calendario anuncia con precisión. Huaico´ ha adquirido connotaciones metafóricas: llamamos ´huaico´ a algo abundante y rotundo: en momentos electorales los políticos hacen ´huaicos´ de promesas; decimos también ´huaico´ al vómito o hablamos del ´huaico de los años´ cuando una persona que ha envejecido lentamente, súbito se deteriora de manera lastimosa. En el español general la palabra ´alud´, en el sentido de masa grande de una materia que se desprende por una vertiente, precipitándose por ella, es de alguna manera un equivalente de nuestro vocablo, pero nadie dice ´alud´ en el Perú, sino que hablamos siempre de ´huaico´. Tememos a los ´huaicos´ pero muy lentamente aprendemos a vivir con ellos. Un ´huaico´, real o metafórico, siempre es inesperado; junto con el lodo y las piedras trae desdicha a la gente. (Marco Martos).
Zampado
El poeta Gonzalo Rose usó la voz “zampado” y sus variantes en su texto “A la orden”: “Zampado el aire.