Yucún es un vocablo persistente en el habla de Piura que alude al polvo fino de los caminos, esparcido por el viento. Lexicográficamente Ha sido recogido por Edmundo Arámbulo Palacios y Esteban Puig. En el Diccionario de Americanismos de la Asociación de Academia figura con la significación de ´terreno baldío y seco´. Usado en el habla diaria, tiene fortuna literaria pues aparece en los más conocidos escritores de la región como Miguel Gutiérrez, quien escribe en 1988: “La tierra en razón de su ingravidez (no de su color) tiene la consistencia de la ceniza; imagina un polvo estéril, inmundo y malsano que aquí llamamos yucún y el espesor del manto –de los sucesivos mantos- debe ser de tal naturaleza que en las épocas de las grandes lluvias y aun de los diluvios, como los del veinticinco, los aguacerales y turbunadas, te decía, no han logrado penetrarlo, y así el baldío pestilencial resultó victorioso esterilizando los limos y todo elemento de germinación; en cambio todos los espacios fronterizos, las arenas dunas y médanos, se cubren de verdor, de inmensos pastizales que alimentan el ganado por siete años. Y crecen arbustos de algarrobos, oberales, vichayos, zapotes, faiques… y el polvo funesto ondula hasta hacer impenetrable la vista más allá de cinco, diez o veinte metros, según la hora del día y la velocidad y dirección de los vientos.” De otro lado, Teodoro Garcés Negrón ha escrito: “ Lo agarran de una pierna, lo empujan y el hombre cae de la bestia al yucún. Le hunden la cara en el polvo fino y lo ahogan haciéndoselo tragar.” (Marco Martos).
Zampado
El poeta Gonzalo Rose usó la voz “zampado” y sus variantes en su texto “A la orden”: “Zampado el aire.