“Picar” es arrancar bruscamente un automóvil, y “se las picó,” o “picárselas”, es irse de buenas a primeras. “Picarla” es pisar el acelerador de un vehículo para que adquiera mayor velocidad. Hacer “piques” es realizar carreras cortas de autos, generalmente clandestinas: se preparaban para hacer unos piques, apareció la policía y tuvieron que picárselas de inmediato.
“Picar” es también pedir prestado dinero a alguien, las más de las veces sin intención de devolverlo: picaba a todos cada vez que venía y huíamos apenas llegaba. “Picarle la lengua” es incitar o provocar a alguien para que cuente algo que uno quiere saber: apenas le picaron la lengua, confesó el crimen. Una conversación “picada” va de un tema a otro sin orden ni concierto, siempre de manera breve.
En la esfera gastronómica “picar” es comer algo ligero, un tente en pie fuera de las horas acostumbradas, pero un “piqueo” es un plato completo, abundante, que puede estar hecho en base a carnes diferentes o a pescados y mariscos. Es una vianda para compartir generalmente en alguna celebración. En las relaciones personales “picarse” es molestarse:” el que se pica, pierde”, decimos con frecuencia. Se puede leer en un diario popular: “Perdieron en la cancha, se picaron, y trataron de pegarle al árbitro. No contentos con ello, piconazos, dijeron que el partido no valía”. “Picado” en el Perú es alguien que está ligeramente borracho y las maderas o las telas “picadas” están dañadas por los insectos. (Marco Martos).